jueves, 13 de noviembre de 2014

Margallo cambiará una treintena de embajadores en año electoral

Exteriores pone en marcha un nuevo sistema de selección que nace viciado, porque no incluye a todas las embajadas. Los nuevos embajadores, un tercio de los jefes de misión de España en el extranjero, tomarán posesión en las cercanías de las elecciones generales

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Federico Trillo, embajador en Londres.
El Gobierno pretende cambiar un tercio de los representantes en el exterior a menos de tres meses de la fecha límite de convocatoria de las elecciones generales. El plazo para presentar candidaturas a la jefatura de misión de 26 embajadas de España por todo el mundo acabó el pasado 31 de octubre. Se trata de la puesta de largo de un nuevo sistema de selección de embajadores en teoría más aséptico y profesional, recogido en el nuevo Reglamento de la Carrera Diplomática publicado en el BOE el pasado mes de julio.
La anterior normativa que regulaba la carrera diplomática databa de 1955, con modificaciones parciales y dispersas en 1982, 1993 y 2007, por lo que la necesidad de su actualización quedaba clara. Entre las novedades, un nuevo mecanismo con el que  "se pretende conseguir una mayor profesionalización de los jefes de misión, dotando su designación de publicidad, transparencia y previsibilidad, en línea con la práctica de otros servicios exteriores de nuestro entorno, pero sin reducir, en ningún caso, la potestad discrecional del Gobierno".
La convocatoria recientemente cerrada afecta a 26 embajadas, entre ellas Perú y Portugal (clasificadas como Grupo 1 por el interés político o el nivel de relaciones con España); también se nombrará nuevo responsable en las embajadas de Australia, Eslovenia, Etiopía, Guatemala, Irán, Nueva Zelanda, Panamá, Serbia, Senegal y al número dos de la representación permanente de España ante la UE en Bruselas, destinos todos estos clasificados como de Grupo II. Un tercer grupo de embajadores a cubrir son Afganistán, Bangladesh, Bosnia, Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Guinea Bissau, Kazajistán, Mozambique, Namibia, Pakistán, Sudán, Tanzania y Zimbabue, clasificadas como del Grupo III.
Exteriores saca a concurso 26 puestos de embajador, pero se deja fuera Roma, Moscú o Rabat
Dice el Reglamento que "antes del quince de octubre de cada año, el Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación anunciará la lista de las jefaturas de misión que se prevea cubrir en el año siguiente con sujeción al procedimiento establecido en este capítulo. En cualquier momento, la lista podrá ser discrecionalmente modificada por el Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, a fin de excluir del procedimiento una o varias jefaturas de misión". Se prevé, por tanto, el nuevo mecanismo, y al mismo tiempo su modificación discrecional por el ministro.
En contraste con las previsiones, el resultado ha sido un mecanismo muy corporativo, "puro maquillaje", lo califican diplomáticos en activo, que lejos de imponer los principios de mérito y capacidad en la selección prima la confianza política -como por otra parte ha reforzado la propia Audiencia Nacional en recursos resueltos de su sala de lo contencioso- y la discrecionalidad absoluta del ministro acompañado por el subsecretario.
El reglamento añade que "antes del 31 de diciembre de cada año, el subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, en su calidad de jefe de personal y de la Carrera Diplomática, elevará al Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, sin carácter vinculante, una terna de candidatos, con orden de preferencia, para ocupar las jefaturas de misión que se prevea cubrir de acuerdo con el procedimiento regulado en este capítulo". Se vuelve a señalar más adelante que el nombramiento de un embajador "corresponde de forma discrecional al Consejo de Ministros a propuesta del Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, reservado, con carácter general, a aquellos miembros de la carrera diplomática que, teniendo la categoría de Ministro plenipotenciario de primera clase, se encuentren en activo y hayan desempeñado una jefatura de misión diplomática u otro alto cargo en la Administración General del Estado".
Los nuevos embajadores tomarán posesión en fechas cercanas a las elecciones generales
Imagen de Trillo meditando
sobre los dramas de Shakespeare.
El fallo por parte del Ministerio de estas 26 embajadas se producirá nunca antes de 2015 y por goteo. El nombre de los seleccionados no se hace público pues requiere en cada caso, antes de su nombramiento por consejo de ministros, el plácet del país receptor; a lo que hay que añadir más de dos meses entre salida del saliente e incorporación del entrante. El propio Reglamento prevé que estos embajadores "tomarán posesión de su puesto preferentemente a lo largo del mes de agosto de cada año". Por tanto, en agosto de 2015, a menos de tres meses de la fecha límite de convocatoria de las próximas elecciones generales, si no se adelantan, el Gobierno pretende cambiar a un tercio de los representantes en el exterior.
Las críticas al nuevo sistema se dirigen hacia la falta de transparencia y a que fuera del proceso quedan embajadas muy importantes como Roma, Moscú o Rabat, que también cambiarán de embajador en 2015 por jubilación del actual, pero sin entrar en este bombo de embajadores.
Por añadidura, en círculos diplomáticos se dan por ya embajadores in pectore algunos nombres: a Lisboa la actual directora general de relaciones bilaterales con países de la UE, María Victoria Morera; Juan Arístegui, actual director del Gabinete del secretario de Estado para la UE, dicen que ya tiene billete para la representación española ante la UE en Bruselas; Dakar o Lima parecen tener ya próximo inquilino.
"No existe un sistema objetivo de evaluación del desempeño", se quejan algunos diplomáticos con larga experiencia profesional, sistema con el que cuentan desde hace décadas países como Alemania (también Francia, Reino Unido, Holanda) en los que dice inspirarse el nuevo modelo. Sin evaluación independiente y externa, la elección se queda en antigüedad y confianza.
El próximo nombramiento de una treintena de embajadores por parte del Gobierno de Mariano Rajoy sorprende aún más recordando las declaraciones y críticas frontales del Partido Popular durante el último año del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El Partido Popular criticó en 2011 el nombramiento de embajadores por un Gobierno en su última etapa
En septiembre de 2011, Gustavo de Arístegui, portavoz de Exteriores del PP en el Congreso de los Diputados, declaraba a este periódico que, si gana el PP, “haremos un análisis sosegado, viendo caso por caso porque hay gente de gran valía. Pero lo que está pasando ahora no es razonable”. Se refería el actual embajador de España en la India -desde abril de 2012- al nombramiento en los alrededores del verano de 2011 de nuevos embajadores en la República Dominicana, Suecia, Rusia, República Checa o la OSCE, en varios casos de personas que ocupaban previamente altos cargos de confianza política del Gobierno del PSOE. Desde el Partido Popular se criticó también el nombramiento del secretario general de la Presidencia con Zapatero, Bernardino León, como enviado especial de la UE para el Mediterráneo sur (algo parecido a un embajador comunitario para las primaveras árabes), o la designación de la ex ministra de Igualdad, Bibiana Aído, como asesora especial de ONU Mujeres.
"Ningún gobierno responsable y serio puede degradar una política de Estado y convertirla en un eje esencial de su táctica partidista, lo que ha convertido a la España bajo gobierno socialista, en un elemento excéntrico de nuestro entorno", dejó por escrito Arístegui.
Para el entonces diputado del Partido Popular, aquellos cambios constituían una “falta de respeto por parte de un Gobierno que está en funciones, que es de salida”. Daba para Arístegui “una sensación muy poco seria, como de sálvese quien pueda. No es una buena imagen del país”. Y aseguraba, “esto no es serio, ni responsable, ni estético”.
Volviendo al 2014, la treintena de nuevos embajadores en 2015 se puede interpretar, al menos, como una sospechosa indiferencia al calendario político, también la voluntad de condicionar la política exterior del próximo Gobierno.
"Una locura", afirma otro diplomático, en referencia al número global y al caso concreto del actual embajador en Lisboa, que se jubila en septiembre y será sustituido en plenas elecciones generales. "El procedimiento sigue siendo el de siempre", lejos de la evaluación permanente de países como el Reino Unido y lejos de suponer un avance en la profesionalización de la carrera, añade.
 "¿A qué proyecto de política exterior servirá la treintena de embajadores de próximo nombramiento?", se pregunta un diplomático actualmente en servicio en el Ministerio. "Pues al del nuevo Gobierno salido de las elecciones de 2015", se contesta. Pero habrán sido nombrados por los actuales responsables de Exteriores.

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